Cosmovisión realista

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(2014)

 Literatura
ALUMNA: Lucía.A.Gonzalez
PROFESORA: Maria Concepccion Sarasola.
Curso: 5° Turno Tarde.

Dos obras realistas:
En la sangre y El juguete rabioso
El realismo literario tuvo su origen en la primera década del siglo XIX y sus precursores fueron Honore de Balzac y Stendhal. Se trata de una corriente estética que se impulsó ante el imperante romanticismo de la época oponiéndose no sólo en cuestiones ideológicas sino también en lo estructural, provocando un rotundo quiebre entre las letras del siglo XIX.
Una de las características fundamentales de esta corriente es que, a diferencia del romanticismo, centró su atención en la sociedad y no en el individuo. Los autores comenzaron a descubrir de forma específica cómo era el pueblo y pintaron objetivamente los problemas sociales que acontecieron. Así surgió la que se llamaría novela Burguesa. Esta nueva inclinación no solo se vio reflejada en las descripciones escénicas sino también en la interacción de los personajes, para los cuales se buscó una expresividad más coloquial. Se les hizo adoptar la forma del lenguaje adecuado para cada uno de ellos, teniendo en cuenta su estrato social su educación y además cuestiones que pueden indicar cómo debe comunicarse un individuo.
En Argentina hubo, entre otros, dos autores importantes dentro del Realismo que fueron Eugenio Cambaceres y Roberto Arlt.
Eugenio Cambaceres nació en 1843 en Buenos Aires y murió en 1888 a los 45 años. Su ocupación fue ser escritor y político.
Cambaceres fue hijo de un químico francés que se estableció en la Argentina hacia 1833 (quien heredó una regular fortuna que invirtió para convertirse en un poderoso estanciero) y de una porteña, Rufinia Alais hija de ingleses. Hizo los estudios secundarios en el colegio Nacional Central y luego se graduó de abogado en la facultad de Derecho de Buenos Aires.
Ejerció un tiempo su profesión para intervenir más tarde activamente en política. En 1870 fue elegido diputado y en el mismo año fue nombrado secretario del Club del Progreso y en 1873 vicepresidente. La honradez de sus convicciones perjudicó su carrera política al denunciar los fraudes de su propio partido, y así, aunque en 1876 es reelegido diputado nacional, renuncia a su cargo y deja la vida pública para dedicarse a la literatura. Su contribución más importante en esta truncada carrera como político de ideas liberales fue impulsar la separación de la iglesia y el Estado ante la Convención de 1871, en un discurso que luego fue publicado en la Revista del Río de la Plata y que causó mucha polémica.
Como escritor introdujo el naturalismo de Émile Zola y los Goncourt en Argentina y los argumentos de índole realista y local con cuatro novelas de temática pesimista; las dos primeras son Pot- pourri, Subidos de un vago (1882) y Música sentimental (1884). Ambas carecen de un plan preciso y a veces de hilación, con historias de adulterios conyugales dentro de un ambiente de pesimismo y hastío. Lo novedoso de tratar tan escabroso asunto y sobre todo el tratamiento crudo del tema provocaron una repercusión escandalosa y la crítica no vaciló en atacar al autor. Este sólo corrigió en las obras posteriores la composición y el estilo literario, que mejoró considerablemente.
En 1885 dio a conocer su novela más significativa, llamada Sin rumbo, donde ofreció buena descripciones de paisajes e interesantes anécdotas en torno a un asunto de Patagonia sexual. El año antes de morir (1887) publicó En la sangre, historia de un hijo de inmigrantes italianos que busca abandonar su humilde origen y fuerza al matrimonio a la hija de un estanciero adinerado, para luego derrochar su fortuna y arruinar su vida. A través de sus escritos patentizó los problemas a que dio origen la llegada de extranjeros a Argentina y los cambios sociales de su época, pero enalteció a la alta burguesía de la que formaba parte y criticó a las clases humildes y a la baja inmigración europea, cuya perspectiva no quiso asumir.
En lo que hace a Roberto Arlt, nació el 2 de abril de 1900 en Buenos Aires, Argentina, y murió en 1942. Su ocupación fue ser escritor de novelas, cuentos y obras de teatro; también fue periodista.
Hijo del prusiano Karl Arlt y de la nacida en Austria Hungría Ekatherine Iostraibitzer, un par de inmigrantes pobres recién llegados al país, su infancia transcurrió  en el barrio porteño de Flores.
En el ambiente familiar se hablaba alemán. Tuvo además dos hermanas, que murieron de tuberculosis.
La relación con sus padres estuvo signada por un trato severo y poco permisivo o directamente sádico.
A los 8 años fue expulsado de la escuela y se volvió autodidacta. Trabajó en un periódico local, fue ayudante en una biblioteca, pintor, mecánico, soldador, trabajador portuario y manejó una fábrica de ladrillos. En 1926 escribe su primera novela: El juguete rabioso, a la cual le iba a poner inicialmente como título La vida puerca.
En sus relatos describe con naturalismo y humor las bajezas y grandezas del personaje inmerso en ambientes indolentes. De este modo retrató la Argentina de los recién llegados que intentan insertarse en un medio regido por la desigualdad y la opresión.
Escribió cuentos que han entrado a la historia de la literatura, como “El jorobadito”, “Luna roja” y “Noche terrible”. Por su manera de escribir directa y alejada de la estética modernista se le escribió como “descuidado”, lo cual contrasta con la fuerza fundadora que representó en la literatura Argentina del siglo xx.
Tras su muerte aumentó su reconocimiento  y es considerado como el primer autor moderno de la República Argentina.
Por lo expuesto anteriormente se puede observar la importancia de estos escritores y de abordar sus obras.
Mi objetivo será concentrarme en algunas características de las obras y así defender esta postura: los protagonistas de las obras En la sangre y El juguete rabioso de ambos autores pueden ser considerados pícaros y fueron creados para mostrar el descontento social de diferentes sujetos de la ciudad con su condición social.
Además Cambaceres y Arlt pueden ser considerados escritores que no solo representan al hombre, a la naturaleza, en sus obras sino que además analizan empíricamente la realidad y tratan de interpretarlos y ayudan al lector a hacerlo; o sea, son escritores de la escuela del naturalismo.
Para comenzar, los protagonistas de ambas novelas son pícaros.
El protagonista es un pícaro de un rango social bajo o estamento y descendientes de padres sin honor o abiertamente marginales o delincuentes.
Perfilándose como un antihéroe, resulta un antípoda al verdadero ideal caballeresco que ya no existe en la sociedad contemporánea. Su aspiración es mejorar su condición social, pero para ello recurre a su astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y la estafa. Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época y su libertad es su gran bien, pero también posee una frecuente mala conciencia. Estos rasgos aparecen en las obras de estos autores: en En la sangre Genaro aspira a una mejor condición social y para ello recurre al engaño sin medidas, lo que muestra su mala conciencia. En cambio Silvio no se comporta de manera incorrecta porque quiera ascender en la escala social si no una vida más digna, equitativa.
“Y empezó entonces para Genaro la vida andariega del pilluelo, la existencia errante, sin freno ni control, del muchacho callejero, avezado, hecho desde chico a toda la perversión baja y brutal del medio en que se educa” (En la sangre)
“Cuando tenía catorce años me inició en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca un viejo zapatero andaluz que tenía su comercio de remendón junto a una ferretería de fachada verde y blanca” (El juguete rabioso)
También estos escritores reflejan rasgos del naturalismo y del realismo.
     El Realismo surge inicialmente en Francia, donde floreció una novela realista de enorme mérito. Después se extendió a otros países del entorno occidental y alcanzó un gran cultivo en Inglaterra y Rusia.
     Sus características fundamentales son:
· Reproducción exacta y completa de la realidad social. Todos los temas pueden ser objeto de atención por parte del escritor, desde los más heroicos hasta los más humildes. Para lograr este objetivo el escritor se documenta minuciosamente (mediante lecturas y sobre el terreno) sobre el tema que desea tratar.
· Las obras reparten su atención por igual a los personajes y a los ambientes sociales (preferentemente urbanos, y minuciosamente descritos). Los protagonistas son individuos analizados psicológicamente de manera muy exhaustiva, de modo que el lector conoce hasta los más íntimos recovecos de su alma.
La necesidad de describir profundamente el interior de los personajes determina la presencia de un narrador omnisciente (es decir, aquel que conoce con detalle el pasado y el presente, y es capaz incluso de anticipar el futuro de los personajes). Saca a la luz los pensamientos más íntimos de sus criaturas y no duda en dirigirse al lector para comentar sus comportamientos
“De cabeza grande, de facciones chatas, ganchuda la nariz, saliente el labio inferior, en la expresión aviesa de sus ojos chicos y sumidos, una rapacidad de buitre se acusaba.
Llevaba un traje raído de pana gris, un sombrero redondo de alas anchas, un aro de oro en la oreja; la doble suela claveteada de sus zapatos marcaba el ritmo de su andar pesado y trabajoso sobre las piedras desiguales de la calle”. (En la sangre)
“Era, en las afueras de los teatros, de noche, el comercio de contraseñas y de puchos. Toda una cuadrilla organizada, disciplinada, estacionaba a las puertas del Colón, con sus leyes, sus reglas, su jefe; un mulatillo de trece años, reflexivo y maduro como un hombre, cínico y depravado como un viejo”. (El juguete rabioso)
“ Era cargado de espalda, carisumido y barbudo y por añadidura algo cojo, una cojera extraña, el pie redondo como un casco de una mula con el talón vuelto hacia afuera. ” (El juguete rabioso)
· El estilo sobrio, preciso y elaborado es otro rasgo. Y como se pretende reflejar la realidad de modo verosímil, aparecen diferentes registro lingüísticos, acordes con el habla de los personajes.
“ A mare chiaro che se de una puesta”. “Strunsso, la vita e denaro”.
“che, si usted necesita datos científicos para sus cosas, yo tengo en casa una colección de revistas que se llaman “Al- rededor del mundo” y se las puedo prestar”. (El juguete rabioso)
“componi calderi, tachi, siñorina”.(En la sangre)
“¿Sta inferma vos?” (En la sangre)
 Las acciones de las novelas responden a hechos verosímiles localizados en lugares concretos y reales bien conocidos o con nombre imaginario de trasfondo real.
“Calle Reconquista”, “ el día que ensayamos con el cañón fue famoso. Entre un macizo de cinema que había un enorme potrero en la calle Avellaneda antes de llegar a San Eduardo, hicimos el experimento”. (El juguete rabioso)
· Los novelistas realistas suelen profesar una ideología progresista y, a veces, la dejan translucir en sus novelas (aunque no se suelen pronunciar y dejan que el lector extraiga sus conclusiones). Toman partido ante la realidad, por eso denuncian las injusticias y reclaman una mayor atención para los desposeídos.
 Para continuar, el Naturalismo surgió en Francia como producto radicalizado de la evolución del Realismo. Su máximo representante fue ÉMILE ZOLA. El escritor naturalista aspiraba a realizar un acto científico con la escritura de una novela, pues esta equivalía al estudio del hombre en unas determinadas circunstancias hereditarias y socio - económicas.
Sus características fundamentales son:
· El determinismo: la conducta del individuo está determinada por su herencia biológica y por el medio social en que desarrolla su existencia. Los instintos condicionan la conducta del hombre: la libertad no existe, ya que todo está determinado por la herencia psicológica y social. En En la sangre Genaro sufre ante el recuerdo de la gente sobre su antigua condición de pobreza de la que siente que no puede liberarse.
“A un gallego recién desembarcado acababan de ponerle los puntos, de acomodarle un zoquete de carnaza. Con la cristiana intención de refregárselas en la nariz a algunas viejas, frente a los puestos de pescado, se embardunaban las manos en la aguaza que goteaba de una sarta de sábalos colgados, una antigua relación de su familia, atinó a reconocerlos:
-¡Che, tachero!, ¿cómo estás, cómo te va? ¡Pucha que has pelechau, hombres, que andás paquete!
-¿ Qué, ya no me conocés, que no sabés quién soy yo?...
Será lo que andás de casada y te juntás con los ricos, que has perdido la memoria...” (En la sangre)
· De ahí que surja un interés por los ambientes más crudos y sórdidos de la realidad. Abundan los personajes miserables: neuróticos, alcohólicos, violentos, corruptos...
“No lo volvería a retar el viejo, a castigarlo, a maltratarlo; no habría ya quien lo estuviese jorobando; se había muerto”. (En la sangre)
· El novelista, lo mismo que el científico o el naturalista, experimenta con sus personajes. Para ello los coloca en situaciones que permitan ver sus reacciones y su comportamiento, influidos siempre por la herencia biológica y las circunstancias sociales.
· Las técnicas narrativas realistas se llevan a su extremo: observación, documentación, descripciones minuciosas, reproducción de la lengua oral, etc. El narrador es un cronista que se limita a constatar los hechos sin pretender explicarlos y sin intervenir en la narración.
· Los escritores naturalistas pretenden denunciar en sus novelas las injusticias.
Para finalizar estos escritores muestran la realidad de lo que pasaba en la sociedad desde la ficción. Cambaceres y Arlt quieren hacer reflexionar al autor para que entiendan lo que era  la sociedad en ese tiempo.
Ambos hicieron a su personaje pícaro y con ellos muestran la probeza, su forma de sobrevivir mintiendo, robando, etc.
Aunque hay una mirada diferente en lo que deseaban ellos: Genaro solo quería dinero, vivir como decimos nosotros de “arriba”; y Silvio solo quería mejorar su vida. No lo hacía de la mejor forma, pero trataba de mejorar.
¿Cuántos creés que se pueden ver reflejados en Silvio?
¿Nadie se daba cuenta de la pobreza que había en esa sociedad?
Volviendo a los autores, si estuvieran vivos ¿qué pensás que estarían escribiendo? ¿Seguirían escribiendo desde el realismo y el naturalismo?




(2013)
                 M’HIJO EL DOTOR Y BARRANCA ABAJO

Florencio Sánchez

Profesora: María C. Sarasola.

Alumna: Xiomara García.

Fecha de entrega: 24/05/2013

5to AÑO.
  
Florencio Sánchez nació en Montevideo el 17 de enero de 1875, a pesar de esto es argentino, a partir de que su producción teatral fue mayoritariamente representada en Buenos Aires y en otras ciudades de nuestro país. En 1894, comenzó a trabajar como periodista de diarios. Tomó parte en las guerras civiles de su país, trabajó como periodista en Buenos Aires.
De formación autodidáctica, se le aprecian ideas socialistas y anarquistas en sus sainetes costumbristas como los de 1902, “Canillita”, “Moneda falsa”, dramas acerca de la visita rural tradicional y el fuerte impacto de la inmigración europea como en “m’hijo el dotor” (1903), y “Barranca abajo” (1905).
Esto me lleva a sostener que Sánchez no solo representa al hombre y la naturaleza en sus obras sino también que analiza empíricamente a partir de la experiencia y que este escritor puede ser considerado como integrante de la escuela del naturalismo.
 El objetivo de este ensayo es mostrar que Florencio Sánchez a través de sus dos dramas rurales, M’hijo el dotor y Barranca Abajo, se ve vinculado y refleja a diferentes situaciones: sociales, económicas, políticas, además de sus costumbres de la época en la que fueron escritas (siglo XX). Este autor elige y da un testimonio de una época, en la cual descubre uniones rurales para iluminar su esencia.
Tanto el naturalismo, como el realismo, se presentan en estas obras de Sánchez, quienes aparecen como formas literarias a las que recurre tal autor para mostrar momentos de la vida de la sociedad Argentina.
A fines del siglo XIX en la Argentina se desarrolló un proyecto nacional, marcado principalmente por el problema del inmigrante.
Al llegar el inmigrante, la sociedad comienza a sufrir fuertes cambios, debido a que se formaron nuevos grupos sociales, las costumbres y las formas de vivir se modificaron, y el consumo se desarrolló.
A esta realidad Sánchez la muestra en sus obras M’hijo el dotor:
CITA: ‘’El muchacho no es malo en el fondo pero es muy irrespetuoso y algo botarate. Estudiar, estudia, pues tiene buenas calificaciones y los diarios hablan de él, pero se le han metido en el cuerpo ideas descabelladas y hasta creo que le da de ser medio anarquista o socialista y no cree en Dios”.
Y en Barranca abajo, ¿cita?para que mediante las obras realistas podamos ver la realidad, tal cual era y entenderla. De esta manera Sánchez reproduce “trozos de vida” mediante dos corrientes: el naturalismo y el realismo.
El Realismo es un programa estético que refleja la realidad como es verdaderamente, descubriendo conexiones existentes en la realidad para iluminar su esencia. También es un programa ético que hace consciente al hombre de la propia naturaleza, de su realidad y su posición dentro de ella, pues solo se modifica aquello que se entiende. Podemos observar esto en Sánchez cuando construye sus mundos ficcionales que no dejan de tener contacto con la realidad que intentaba reflejar.
En m’hijo el dotor y en Barranca abajo, Sánchez, a través de la escuela del naturalismo, tenía el objetivo de reflejar trozos de vida, de manera que conjugaba lo gauchesco, el sainete y el romanticismo declamatorio. Es este caso en m’hijo el dotor:
CITA: “OLEGARIO.- ¿conque sos libre?... ¿Conque sos dueño de tu vida? ¿Conque nada te vincula a tus padres? ¿Y a qué salís ahora conque tengo que pagar todas sus trampas?... ¿Es decir que solo soy tu padre pa'mantenerte los vicios?... ¡Ingrato!... ¡Ah!... ¡El pobre gaucho viejo!... Vení al mundo, clavá la pezuña contra el suelo, afírmate pa' cinchar la vida, y cinchá, cinchá!... ¡Y después cuando hayas repecheao y estés arriba, sin tiempo pa' secarte el sudor, vuelta a cinchar de la vida de los otros!... Y todo ¿pa' qué?... ¡Pobre gaucho viejo!...”
Barranca abajo:
CITA: ‘’No les basta dejar en la mitad del campo al pobre paisano viejo, a que se gane la vida cuando ya ni fuerzas tiene, sino que entoavía pensaba servirse de él y su familia para desaguachar cuanta mala costumbre han aprendido’’.
En la obra “Barranca abajo” aparece un  personaje criollo, Don Zolio, despojado de sus viene aparentemente por la fatalidad de sus amigos Juan Luis, y el comisario Gutiérrez, forman parte de esa estirpe de pícaros. La obra transcurre en el campo entrerriano, en una estancia que ha sido del protagonista y donde continúa viviendo por aparente “caridad” de los nuevos dueños. Sus arrestos de dignidad lo llevan luego a instalar a su familia a una pobre tapera. Este deterioro incesante, material y afectivo que sufre el personaje parece alimentado por su esposa, la hermana y los hijos, con excepción de Rubostina, su hija menor, y de Aniceto, su ahijado, de quienes disfruta de constantes muestras de cariño. La escuela que adhirió Sánchez fue el naturalismo.
            La diferencia que existe entre el Realismo y el Naturalismo es que el Realismo es descriptivo y refleja los intereses de una capa social muy definida, la burguesía, y el Naturalismo extiende su descripción a las clases más desfavorecidas, intenta explicar de forma materialista y casi mecanicista la raíz de los problemas sociales y alcanza a hacer una crítica social profunda. De esta manera, considero que Sánchez a través de sus obras expone la organización social de la época y su funcionamiento.
CITA: ‘’…con razón ese militar de Gutiérrez se permite nada que menos que mandarme a buscar preso. En cambio él tiene aura hasta apellido…cuando yo lo conocí no era nada más que Anastasio, el hijo de la parda Benita… ¡Trompetas!’’
En M’ hijo el dotor, Florencio critica el modo de vida tradicional que mantiene la familia de Julio, el cual regresa luego de estudiar medicina en la ciudad, con ideas y costumbres diferente. De manera que se verá afectado, ya que al  comienzo, el padre campesino, líder de familia, y éste, universitario, para quien la cultura significó revisión total de sus esquemas de vida. Entonces quiere destruir todos los valores que considera que imponen un orden y limitaciones como la autoridad paterna, las obligaciones que le imponen sus relaciones con la mujer. En este trayecto pierde conciencia de ciertos límites, y justifica el engaño y la irresponsabilidad.
Julio con su mentalidad y concepción de la vida se enfrentará a lo largo de toda la obra a la de su padre, quien se siente agraviado por su hijo. Hay en la obra un conflicto generacional- cultural. Con elementos del ambiente rural (personajes, ideologías,  costumbres, conductas). En el fondo, él no es el culpable.
Se trata de una novela realista ya que presenta una serie de rasgos de este género: Observación minuciosa del mundo en el cual viven, descripción detallada, tanto dcostumbres como de ambientes.
CITA: ‘’¡Qué se ha de tomar chocolate en la ciudá!... ¡Gracias que lo prueben como nosotros en los bautizos y en los velorios!... ¡ Le llamarían chocolate al café con leche!’’.
Barranca abajo: ‘’ ¿Querés vos un matecito de toronjil? ¡Es bueno pa la ausencia!’’

En este relato se hace presente lo verosímil,  ya que esto sucede tanto en los dos relatos como en la realidad que nos rodea.
Siempre hay problemas familiares:
M’hijo el dotor
CITA: ‘’Y si me hicieras un poco por los potros de tus hijas… no pasaría esto’’
Como también en el caso de Jesusa y Don Eloy, casamiento por conveniencia:
CITA: ‘’¿ Y te parece más lindo quedarte deshonrada y soltera, que casarte con un hombre rico y trabajador? Hay que taparles la boca a las bandurrias de las Sosas’’
Y en Barranca abajo, se refleja la diversidad de voces, registros, los cuales muestran la cantidad de perspectivas sobre el mundo, y de esta manera se determina la situación económica, cultural y social.
Vocabulario elevado
CITA: ‘’ ¡Alto ahí, señor!... ¡Explíquese de una vez o seré yo quien haga de juez…”
Vocabulario gauchesco:
CITA: “RUDECINDA.- Eso es; pa esa gaucha tísica todos los cuidaos; los demás que revienten. Andá no más… Andá no más, que poco te va a durar el contento”
M’hijo el dotor
Vocabulario elevado:
CITA:‘’ No; traigo un amigo y no sé si usted tendrá gusto en recibirlo’’
Vocabulario gauchesco:
CITA:” OLEGARIO.- ¿Y quién ha mandao echar esa tropilla? ¿No he dicho que no me la traigan al corral?”
Se puede confirmar que Sánchez fue un escritor naturalista, con el fin de reproducir trozos de dramas rurales, en el escenario. Para lograr ese objetivo mezcló lo gauchesco con el sainete y el romanticismo declamatorio.
Todo esto coloca a Sánchez como un dramaturgo latinoamericano.
 Concluyendo, lo que se puede observar con plena claridad de estas espléndidas y destacadas obras es que, por ejemplo en  M’hjo el dotor se muestran dos mundos bien diferenciados: lenguaje del campo y la ciudad, quienes finalmente logran reconciliarse, ya que estas dos vistas tenían como rival lo económico, político, social y cultural. Demostrado con características muy bien representadas, siendo una buena forma de que el argentino de hoy sepa su historia pasada.
                                                                             Xiomara García.



(2012)
OTRO ESCRITOR REALISTA: ROBERTO COSSA Y GRIS DE AUSENCIA.A través de este ensayo realizado por una alumna de 5º Año podrás conocer a un autor y a una obra importante de la literatura argentina.

Cosmovisión realista:
Gris de ausencia, de Roberto Cossa

Alumna:  Guillermina Hiriart
Profesora:  María Concepción Sarasola

Roberto Cossa nació el 30 de noviembre en Buenos Aires.
Es uno de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro argentino. Junto a Ricardo Halac integra la Generación del Nuevo Realismo continuando la senda marcada por Gorostiza. Entre sus obras más conocidas se encuentran La Nona, Yepeto, El viejo criado,  Los Compadritos, Nuestro Fin de SemanaTute Cabrero y Gris de ausencia, la novela a la cual se hará referencia en el siguiente texto.
Gris de ausencia fue escrito en 1981. En esos años, la Argentina atravesaba una profunda crisis social e inestabilidad política y económica, en el marco de un gobierno de facto. Videla, presidente desde 1976, fue reemplazado en la presidencia en marzo de 1981, por Viola, destituido en diciembre de 1981 por el general Galtieri. Durante este periodo, la deuda externa creció de manera espectacular. La política económica de Martínez de Hoz, aplicada a partir de 1976, marcó el comienzo de un proceso de destrucción del aparato productivo, creando las condiciones para una economía de especulación que devastó el país.
Esta obra responde al proceso migratorio que ocurría en la Argentina en el año que fue escrita.
El propósito de este ensayo es mostrar cómo se desenmarca en esta obra la hipocresía de la clase media, y cómo era la situación en que vivían los inmigrantes luego de su llegada a un país con intenciones de hacerse ricos y prosperar, fusionando lo cómico con lo dramático.
Cossa refleja con maestría la realidad de la población y las conductas de las clases sociales antes mencionadas.
Dicho autor, es uno de los más destacados escritores realistas, mostrando en sus obras una relación directa entre las personas, el entorno económico, social; la historia que muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, o un oficio. Analizando, reproduciendo y denunciando los males que aquejaban a la sociedad.
Gris de ausencia” cuenta la historia de argentinos que vuelven a Italia con la ilusión de encontrar en las nuevas tierras la felicidad que esperan, de sentirse allí como en casa, y con la intención de recuperar una identidad perdida en una tierra que tampoco podrán sentir como propia, intentando conservar algo de sus descendientes, pero sin conseguir una imagen de sí mismos que sea coherente, ya que confunden idiomas, culturas, tierras, y no logran sentir nada como parte de sí mismos, producto esto de un doble desarraigo que acentúa en la obra lo grotesco. 
La desesperanza, miseria y confusión que llegan a sentir estas personas es lo que se muestra, sumada a una desesperación que no solo sienten por el fracaso económico, sino por una frustración de sus sueños e ilusiones. Irónicamente, el gran país receptor de inmigrantes que garantizaba a todos sus habitantes un futuro próspero, termina convirtiéndose en un país “expulsor”, debido a su desequilibrio político y económico sumado a la inseguridad social, especialmente durante la época de la dictadura militar en la que se sitúa la obra. Aquella promesa de una Argentina del primer mundo terminó siendo para los inmigrantes solo una falsa ilusión, y así los que pudieron optaron por volver a su país de origen.
Los personajes de “Gris de Ausencia” son una familia de inmigrantes italianos que a su vez emigran de regreso a Roma.
Con descendencia argentina educada en otras latitudes, revierte el fenómeno típico de nuestro país y señala inquietantes condiciones actuales que obligan a un retorno nada exitoso.
“Frida: -¡Vale! En cuanto llegue a Madrid te escribo.
            Lucia: -¿E cuándo va a retomar a Roma?
            Frida: -No lo se madre. En el verano, tal vez”

            “Lucia:- Dentro de sei mese, e no é securo. ¿Qué hace osté en Madrí? ¿Qué tene que hacer en Madrí que no pueda fachar a Roma?
            Frida: - Mi lugar está en Madrid.”

Esta familia tiene un restaurante romano, la trattoria “La Argentina”, con platos típicos argentinos y padece (los viejos como holocausto de sus duras vidas) el desarraigo, la falta de dinero, la mordedura cotidiana del recuerdo, la humillación de la tarea menor y teñida de detestable pintoresquismo autóctono.
La falta de identidad, una nieta que dispara sus madrileñismos sobre el clásico lenguaje ítalo-criollo de padres y abuelos, en porteño cabal y otro nieto que intenta, teléfono mediante, hacerse entender en inglés desde Londres, completan un mosaico de notable agudeza, ternura y sentido crítico.
La semántica del texto que se opone de forma metafórica a la dictadura del momento, apunta a la idea de una carencia en relación a lo cultural, generándose un vacío en los personajes que debe llenarse con diferentes formas de adaptación. Los desempeños de Chilo, que dirige la acción hacia la consecución de su identidad cultural destinado por su visión de mundo que privilegia lo porteño, se ven entorpecidos por los diferentes integrantes de la familia que, ubicados en la categoría de oponente, tratan de adaptarse a la situación de emigrantes-inmigrantes, hecho que genera una diáspora familiar.
FRIDA: – ¿Sabes tío? Casi no me acuerdo nada de Buenos Aires. Pero tengo una imagen: una vez me llevaste a caminar por una calle llena de gente...
CHILO: – Sería la calle Florida. Siempre te llevaba a la calle Florida.
FRIDA: – Había mucha gente.
CHILO: – ¡Ja! La calle más linda del mundo.
FRIDA: – Florida. Tendrá flores.
CHILO: – ¡Está llena de flores! Y árboles que se entrecruzan por arriba... puentecitos... góndolas... músicos y poetas que recitan. Y la gente canta y baila.
FRIDA: – ¡Qué hermoso!”
La inversión de la problemática del sainete y de la comedia asainetada, se utiliza para mostrar metafóricamente, los desajustes de la serie social de la época.
A nivel de la intriga, los procedimientos propios del sainete como la caricatura y el uso del idiolecto se mezclan con el encuentro personal, los niveles de prehistoria  y el uso del personaje embrague, característicos del realismo. Los artificios saineteros se vuelven productivos. Se genera una fuerte comicidad que trae como resultado la imposibilidad de comunicación y del alcance de una identidad propia. De esta manera, la caricatura del abuelo que mezcla los recuerdos de Buenos Aires y de Roma, la de Lucía que se queja por la partida de su hija Frida, y otros momentos, impiden los encuentros personales que se ven continuamente frustrados y fragmentados.
“Abuelo:- … E no dicheva: "Cuídenlo al queneral". E dopo el Duche preguntaba: "¿Qué volete? ¿Pane o canune?" E nosotro le gritábamo: "Leña, queneral, leña queneral". (Toca acordes de "Canzoneta".) Ma... dopo me tomé el barco. E el barco se movía e el mío hermano Anyelito mi dicheva: "A la Aryentina vamo a fare plata... mucha plata... E dopo volvemo a Italia". (Ríe.) Así dicheva mi hermano Anyelito, que Dio lo tenga en la Santa Gloria. Una tarde de sol se cayó del andamio.(Toca y canturrea.) "Canzoneta gri de ausenchia, cruel malón de pena vieca escondida en la sombra de mi alcohol... Soñé Tarento, con chien regreso..." ¿Cuándo vamo a volver a Italia, don Pacual? ¿Cuándo vamo a volver a Italia?”
“LUCIA: – Osté está enamorada de él.
FRIDA: – Sí. Y nos vamos a casar.
LUCIA: – ¿A casar? E un estranyero. ¡Non e como noialtri! ¡E un estranyero e te va a abandonar! ¡Porque lo estranyero sono cosí! (La mira con odio.)¡Vate! ¡Vate e no vuelva ma!
FRIDA: –Madre...
LUCIA: –¡Me a ascoltato! ¡No vuelva ma! (Se aleja de ella llorando.)”
En lo discursivo, la polifonía propia de los géneros populares que funcionan como intertexto se manifiesta en la producción de un idiolecto diferente para cada integrante de la familia, lo que le da a cada uno categoría de extranjero. La función expresiva se manifiesta en la alternancia de la comicidad y el patetismo de los personajes, fundamentalmente el del abuelo y el de Chilo, que no pueden recordar de una manera lógica, el pasado.
La fuerte comicidad que surgía del cruce de procedimientos realistas y teatralistas provenientes de distintas estéticas en Gris de Ausencia avanza hacia un patetismo en el que se cuestiona fuertemente el accionar de los personajes que en muchos casos terminan tomando conciencia de sus limitaciones de manera explícita. Chilo, por ejemplo, era un inadaptado que finalmente se resigna a la pérdida de su identidad hacia el final de la obra cuando no puede recordar el nombre del Riachuelo. El gesto resignado que tenia Chilo al recoger el poncho y dirigirse al restaurante para atender a los clientes italianos, hablaba por sí solo; representa la figura del porteño que no puede dejar de pensar que no hay otra tierra como la suya y que mientras tanto desperdicia la realidad que le toca vivir.

“DANTE:- Papá... póncase el poncho que lo prechiso. (Toma un poncho y ayuda al Abuelo a ponérselo.) La mesa de la finestra. Sono tre cliente molto importante. Tene que tocar osté. (El abuelo asiente.) Ma non toca cuesta porquería de sempre. Toque la cumparchita. ¿Se ricorda? (El Abuelo lo mira. Dante canturrea La Cumparsita.) "Ta-ra-ra-rá... Tarara-ra-ra-ra-ra-ra..." (El Abuelo saca unos acordes confusos, lejanamente parecidos a "La Cumparsita". Ambos van saliendo hacia el salón. Dante le repite la tonada de La Cumparsita.) Cosi-cosi... Cosi, cosi, si-si-si-si-si."

“ABUELO: – "Soñé, Tarento... con chien regresooo. Pero sico aquí en la Boca..."
DANTE: – (Lo zamarrea.) Le dique que tocara "La Cumparchita". A la yente no le piache cuesta cosa italiana que osté toca. ¡La cumparchita le piache a la yente! Cuesto e una trattoría aryentina. Va, va... Practique la cumparchita. (A Lucía.) ¿Qué ha deto Martinchito?
LUCIA: – (Llorosa. ) Que fá molto freddo a Londra.
DANTE: – Eh... Sempre fa freddo a Londra. (A Chilo.) Anota una tripa gorda para la sete e un postre viquilante a la nuove. (A la cocina.) Bruno marche do empanada é tre locro a la camatarqueña...
CHILO: – (Corrige.) Catamarqueña. Ca–ta–mar–que–ña.
(Dante ha salido. Lucía se queda llorosa y Chilo anota los pedidos. Frida toma la valija.)”

La construcción de los personajes, remite a un referente claramente reconocible que presenta al argentino como un porteño empecinado y nostálgico que no puede adaptarse a su propia realidad.
A manera de conclusión, podemos decir que el tema del exilio en  Gris de Ausencia, de Roberto Cossa se revierte para mostrar a un porteño, Chilo, que no puede adaptarse a la lejanía de Buenos Aires de donde se vio obligado a partir. El fenómeno de la diáspora generado por la dictadura primero y por las sucesivas crisis económicas luego, da lugar a la presentación de argentinos que se muestran fijados en el pasado y que son incapaces de generar una nueva realidad en el lugar en el que les tocó ubicarse o de volver a su país de origen porque ya no pertenecen a ninguna parte.
La realidad social y la historia política de la Argentina circulan a menudo por las obras de Roberto Cossa. "Pocos autores han alcanzado tan perfecto grado de lucidez en la interpretación de la realidad social y el comportamiento de la clase media porteña como Roberto Cossa" –dice Osvaldo Soriano.

Florencio Sánchez: observador y Realista.M'hijo el dotor y La gringa son dos obras de este autor  en las que ofrece su visión de la realidad social imperante a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Te invitamos a leer estos ensayos escritos por alumnos de 5º Año.

Los cambios, reflejados en la literatura

 “Todo cambio, tiene algo bueno y algo malo”, solo hay que ver si realmente es necesario. Y como todo tiene sus consecuencias.
 En el siglo XIX en Argentina la situación no iba nada bien. En el mundo surgieron cambios económicos, políticos y sociales, entre ellos el afianzamiento de un sector muy poderoso: la burguesía. También estaban los que vendían su fuerza a cambio de un salario mínimo, los proletariados. En esta época, los problemas eran representados por la literatura, a través del realismo; éste implicaba la relación entre el mundo y el modo en que el artista lo experimentaba.
 Uno de los autores que observó y reflejó la realidad fue Florencio Sánchez, un escritor nacido en Montevideo el 17 de enero de 1875,  valorando las posibilidades y los obstáculos que se le imponía al hombre para realizarse.
 En las obras de Florencio Sánchez “La gringa” y “M’ hijo el dotor”, se ven reflejados los campesinos y las distancias que existían entre las clases y entre estos y los inmigrantes. La lucha, el enfrentamiento generacional. Así, podemos afirmar que Sánchez es un autor que reproduce “trozos de vida”.
 “(…) CANTALICIO. – Mirá, Próspero. No empecés con esas cosas. Viá creer que ya me has perdido el poco cariño que me tenías. Vení aquí a mi lado (…) un estrangi del diablo que ni siquiera es argentino es,  se te presente en la casa que has nacido, en que se criaron tus padres y vivieron tus aguelos… se te presente y te diga: fuera de acá; este rancho ya no es suyo, ni ese campo es suyo (…) ¿Te parece justo y bien hecho? (…)” Pág. 17 “La gringa”
 “(…) PROSPERO. – Yo no digo que sea justo, tata. Digo… que no tengo la culpa. Usted sabe que desde hace tiempo vivo por mi cuenta y de mi trabajo (…)” Pág. 17 “La gringa”
 “(…) OLEGARIO: ¿Lo habías notao, ¿eh? ¿Y la conciencia no te acusaba de nada? … ¿Te parecía muy bien hecho después de todas las trapisondas, seguir teniendo el estropajo al pobre viejo que te ha dao el ser, faltándole a todos los respetos, sobándolo y manoseándolo como a un retobo de boleadoras? (…)” Pág. 41 “M’ hijo el dotor”
 “(…) OLEGARIO (reaccionando): ¿Tata?... ¡No!... ¡Yo no soy tu tata… ya no soy nadie pa’ vos!... ¡Andate!... ¡Sos libre!… ¡Sos dueño de tus acciones! (…) Pág. 45
 “(…) JULIO: ¡No, tata!... ¡No me voy!... ¡No quiero irme!... ¡Cálmese, que me aflije a mi también!... ¡Yo lo quiero, lo respeto!... Pensamos de distinto modo, ¿qué le hemos de hacer? (…) Págs. 44 y 45 “M’ hijo el dotor”
 Por medio de este ensayo reflejaré aquellos cambios económicos, sociales, culturales y políticos de la Argentina, representados por la literatura de aquellos tiempos. Aquí radica la importancia del trabajo y de la obra.
 En el siglo XIX la economía rural estuvo casi completamente dedicada a la ganadería y la agricultura. La Argentina es uno de los países con mayor superficie para la agricultura del mundo. Sobre el curso de la historia cada uno de estos dos sectores (ganadería y agricultura) experimentó los períodos de crecimiento y contracción de sus mercados. Hacia la mitad del siglo, la economía Argentina comenzó a experimentar un crecimiento rápido por la exportación de sus materias primas provenientes de la ganadería. Esto marcó el principio de un período significativo de expansión macroeconómica.
 La sociedad estaba dividida en burgueses y obreros. Los primeros eran los propietarios de los medios necesarios para la producción y los segundos, los obreros, eran los que trabajaban por un salario mínimo.
 Se desarrollaba la economía capitalista donde los burgueses acumulaban cada vez más y la mayoría de los obreros vivían en la miseria junto a su familia. Los obreros producían más de lo necesario y el burgués le pagaba lo menos posible. La ganancia estaba en control de la burguesía, la que no se reinvertía podía acumularse, reinvertirse y originar nuevas riquezas.
 “(…) PEON 1º - ¡P’cha, gringos desalmaos! Podridos en plata y haciendo trabajar a esas pobres criaturitas (…)” Pág. 12 “La gringa”
 “(…) PEON 2º -O mía. Hacer levantar a esas criaturitas de Dios a las dos de la madrugada, con estas heladas, pa que trabajen como piones (…)” Pág. 13 “La gringa”
 “(…) ¡Haciéndome sudar las yeguas a mediodía! ¡Claro! ¡Como al niño Julio no le cuesta criarlas, deja que se maltraten los animales! (…) Pág. 20 “M’ hijo el dotor”
 “(…) OLEGARIO (…) ¡Muy bonito!... ¡Diviértanse, muchachos!... Estropeen no mas la caballada (…)” Págs. 22 y 23 “M’ hijo el dotor”
 Durante la segunda mitad del siglo XIX, y luego en 1880, las inversiones de capitales extranjeros llegaron al país de manera sostenida a través de préstamos al Estado nacional y a los gobiernos provinciales. Los capitales extranjeros se destinaban principalmente a la  construcción de las obras de infraestructuras necesarias para alentar a la producción y el comercio, sobre todo ferrocarriles y al sector financiero.
 “(…) EL CURA. –Hola, Prospero. Con que te vas, ¿eh?
 PROSPERO. –Si, señor. Ahora mismo. En el tren de Rosario ¡A hacer patria a otro lado! (…)” Pág. 30 “La gringa”
 En la década del ’80 del siglo XIX en Argentina comenzaron a llegar inmigrantes para la compra de tierras o como empleados. Este proceso de expansión trajo problemas, por ejemplo:  epidemias que enfermaron al resto de la sociedad. Además surgió la combinación del criollo con el gringo.
 “(…) Es La gringa una comedia bien construida, cuya acción, radicada en la provincia de Santa Fe, se presta al planteo escénico de un tema muy de aquella hora: la fusión del extranjero con el criollo (…)” Pág. XXIII del prólogo
 “(…) Búsquenme la última gringuita de estas y verán qué mujer así les sale, qué compañero pa todo, habituada al trabajo, hecha al rigor de la vida, capaz de cualquier sacrificio por su hombre o por sus hijos ¡Amalaya nos fuéramos juntando todos los hijos de criollo y de gringo, ¡Y verían qué cría! (…)”
 El crecimiento económico de la Argentina se basó en la demanda europea y británica, de los productos agrícola-ganaderos y el flujo de capitales procedentes del exterior. Hacia 1890 este crecimiento manifestó el primer signo de debilidad, por la imposibilidad del Estado el pagar la deuda externa que había aumentado y los prestamistas dejaron de otorgar créditos lo cual desencadenó una gran crisis. Pero se logró por suerte superar y se recuperaron los niveles de crecimiento. La Primera Guerra Mundial pondría al descubierto la debilidad de la economía argentina y su grado de dependencia de las fluctuaciones de la economía europea.
 El auto llegó a la Argentina a mediados del siglo XIX tratando de reemplazar a los caballos. Solo los de alto nivel económico pudieron acceder a él.
 “(…) CONSTRUCTOR.-Iba a todo galope, y al pasar junto a la maquina, el caballo dio una espantada y lo arrojó lejos. Lo recogimos desmayado. Cuando volvió en sí (…) Si se quería tirar del automóvil al pasar por acá (…)” Pág. 54 “La gringa”
  Por otra parte, la universidad fue un lugar de instrucción, donde por ejemplo: algunos campesinos, gringos pudieron llevar a sus hijos para realizarse. Estos recibieron otro tipo de educación que los diferenciaba con el resto de la familia; esto produjo conflictos y resistencia al cambio sobre las nuevas ideas, nuevas costumbres.  
 “(…) HORACIO. – La teoría física de los vasos comunicantes (…)” Pág. 42 “La gringa”
 “(…) NICOLA. – Vos tendrás mucho estudio. Pero yo tengo la práctica (…)” Pág. 42 “La gringa”
 “(…) ¡Tras que apenas lo vemos un mes al año! (…)” Pág. 20 “M’ hijo el dotor”
 “(…) ¡Todo lo que estás diciendo son ideas tuyas y chismes del gallenete pulpero!... El muchacho es gueno, nos quiere. Lo que hay es que tiene otra educación. Si fuera un campero como nosotros no estaría pa ser dotor (…)” Pág. 22 “M’ hijo el dotor”
 “(…) MARIQUITA: ¿Pa qué lo mandamos a estudiar, entonces? (…)” Pág. 22 “M’ hijo el dotor”
 Los artistas del siglo XIX, ante su deseo de servir a la sociedad, observaron, describieron y denunciaron los males de su tiempo nombrados al principio. Para mostrar la realidad de estos momentos redactaron obras donde representaban desde las clases más bajas hasta la burguesía.
 “(…) MARIA.-Un milagro de veras. Yo no pensaba venir al pueblo, pero ésta me empezó con que vamos y vamos… que le dije bueno. Quería comprarse un vestido, ¿sabe?, y acabamos de hacer una punta de gastos (…)” Pág. 28 “La Gringa”
 “(…) PROSPERO. –Viejo… Ya me iba sin despedirme…
 CANTALICIO. –No lo jurés, porque te lo creo. Pa qué te ibas a ocupar del pobre paisano. ¡Si al menos yo juese gringo! (…)” Pág. 32 “La Gringa”
  “(…) JULIO: Pero, ¿por qué no cambiamos de asunto?... (A Adelaida.) Supongo, señora, que me va a ayudar a distraer a mi viejita, que la invitará a algunos paseos y le hará conocer la ciudad y sus bellezas… Y tú, Jesusa, tienes que pensar en la modista, en los sombreros nuevos…, en engalanarte a la moda. Te aseguro que llamarás la atención con tu belleza….
 JESUSA: ¡Yo!... ¡Una campusa! (…)” Pág. 54 “M’ hijo el dotor”
  Los autores reflejan realmente la realidad como es verdaderamente, representan las conexiones existentes para iluminar su esencia, ello se ve por ejemplo demostrado con la reproducción tal cual de los lenguajes: la de los campesinos y los trabajadores.
 “(…) MEDICO.- ¿Y que tiene el peón ese?
 PAISANO. –Está muy mal, doctor. Antiyer cuerió un animal muerto de pesce y se le ha formao un grano en el brazo (…)”  Pág. 26 “La Gringa”
  “(…) CANTALICIO. -¡Pobre muchacho!... No es malo,. Pero se me ha dao guelta… se me ha dao guelta. (Al paisano.) ¿No le parece, compadre?
 PAISANO. -¡Así ha’i ser, nomás, pues!
 CANTALICIO. – (Reaccionando.) ¿No ha dao con el dotor estuavía? (…)” Pág. 33 “La Gringa”
 “(…) OLEGARIO: ¡Sí… sí!... Como si me tuviera lastima, como si fuera algo más que yo… como diciéndome: ¿qué sabes vos de estas cosas, viejo desgraciao?... ¡Hijo’el páis!... ¡Por ustedes no I’he bajao los dientes ya!... ¡Pero ánde irá el guey que no are!... Voy sabiendo algunas cosas de su conducta en el pueblo, y si se comprueban, ¡pobre de él! (…)” Pág. 22 “M’ hijo el dotor”
 “(…) JULIO (severo): ¡Sí!, ¿con qué derecho? Soy hombre, soy mayor de edad, y aunque no lo fuera, hace mucho que he entrado en el uso de la razón y no necesito andadores para marchar por la vida… ¡Soy libre, pues…! ¡Siéntese, tata… ¡Tenga paciencia!... (Continua con naturalidad.) Usted y yo vivimos dos vidas vinculadas por los lazos afectivos, pero completamente distintas (…)” Pág. 42 “M’ hijo el dotor”
 El realismo es una forma literaria no exclusiva de la época o región, es un estilo de ver el mundo y de representarlo donde podemos rastrear a grandes autores y reconocer distintas obras. Tiene como objetivos captar y reproducir artísticamente el mundo real, dar testimonio de una época y expresar tendencias y latencias profundas.
 Para concluir, los problemas producto de la evolución social, los cambios económicos, políticos fueron encarados por los autores, que los reflejaron en la literatura.
 Florencio Sánchez fue un escritor que reprodujo trozos de vida, éste escribía en cualquier parte, según sus amigos, junto a sus camaradas los cuales comentaban sucesos políticos o repetían rumores y chismes de diversa procedencia, que para mi criterio ayudaban a su redacción. Era una persona con sensibilidad para identificarse con los pobladores del campo uruguayo o argentino, de ancho corazón para palpitar con las penas y alegrías de los desheredados, o para demostrar capas sociales. Por ejemplo, en “M’ hijo el dotor” él enfrentaba a dos generaciones: la del viejo don Olegario con la de su hijo Julio, resaltando la superioridad del autor, expresando los problemas generacionales por no aceptar cambios. Observaba la vida con una perpizcas mirada.
 “Nada hay en el teatro de Sánchez- dijo Ricardo Rojas- que no esté como preludiado en M’ hijo el dotor”. Esta comedia contenía dos modalidades: una reproducía trozos de  la realidad del campo y la ciudad; otra, planteaba los problemas psicosociales o sociales. Estas modalidades fueron producidas luego en distintas obras de Sánchez.
  Otra obra de Florencio Sánchez es “La gringa”, donde reproduce la fusión del extranjero con el criollo. Este era uno de los problemas del gobierno en esa época. En esta representación simbolizaba el progreso de las clases, si estas se cruzaran. Sánchez escribía detalladamente con abundantes descripciones y no se le escapaba ningún detalle, tal es, que aludía a lo que ocurría hasta con los nombres: Victoria, la gringa y; Próspero, el campesino.

                                                          María Nataly Amaya


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              Ensayo de literatura Sánchez reflejando su vida


El realismo es un movimiento literario que surge en la segunda mitad del siglo XIX y que tiene como principal característica la descripción detallada de la realidad.

Florencio Sánchez fue un escritor uruguayo. Tras abandonar sus estudios alternó su vida en Montevideo, Buenos Aires y Rosario. Allí fue periodista.

Escribió muchas obras realistas, entre ellas, M’ hijo el dotor , La Gringa, La gente honesta, etc.

Sus obras muestran la situación económica, política y social en la época en la que él vivió.

El autor, en sus obras quería reflejar la realidad como era verdaderamente y hacer consiente al hombre de la propia naturaleza de su realidad y su posición dentro de ella.

Por lo tanto, se puede decir, que Sánchez es un escritor que reproduce trozos de vida.

Dentro de la historia socio-cultural de la Argentina, la literatura ocupó y ocupa, aun hoy, un lugar importante para el desarrollo de la misma, siendo en múltiples ocasiones, punto de partida de nuevos ideales en ambientes disímiles como la economía, la política y el arte.

Sánchez era un escritor que enuncia su propia perspectiva bajo el signo del naturalismo, ya que adoptaba sus obras a nuestro medio geográfico , a nuestras costumbres y a nuestra población variada y heterogénea.
La situación que Sanchez quiso reflejar abarca la época del siglo XIX, con todos los cambios que esto produjo. Entre ellos, las emigraciones del campo a la ciudad, lo que formó aglomeraciones en las grandes ciudades.
 “(…) ¡ Si ha de venir a avergonzarse de sus padres , a mostrarnos la educación que apriende en el pueblo!... (…) Julio tiene otras costumbres… en la ciudad se vive de otra manera… pero por eso no ha dejado de querernos (…) ¡Sí!... A las malas mañas le llaman ahora, costumbres… Viene a mirarnos por encima del hombro, a tratarnos como si fuera más que uno (…)”  (M’ hijo el dotor).
“(…) ¿Eh? Ya debe estar por llegar el tren. ¿Nos vemos, che? (…) Caramba, sentiría no despedirme del viejo. Bueno… ¡Con que… señores, hasta la vuelta! (…) ¡Pero qué cabeza la mía! Si mal no recuerdo usted tiene un hijo en el Rosario (…) Sí, señor: Próspero (…) ¡Lo conozco! ¡Lindo muchacho! Nos hicimos amigos últimamente, cuando fui a contratar la trilla con míster Daples (…)” (La Gringa).
Al leer las obras, el lector reconoce la importancia que los jóvenes le dan a la educación, la cual es desarrollada por los inmigrantes.
En la obra La Gringa, se da a conocer un gran progreso del inmigrante al que el cual el campesino, no se logra adaptar, que es el medio de transporte que ellos tienen. El inmigrante se desplaza en auto y el campesino a caballo.
“(…) Iba a todo galope, y al pasar junto a la máquina, el caballo dio una espantada y lo arrojó lejos (…) Si se quería tirar del automóvil al pasar por acá… por eso me detuve. ¡Qué desgracia! Pero no ha de ser tan grave, verdad? (…)” (La Gringa).
Las obras realistas tienen diferentes recursos y un estilo de ver al mundo y al hombre y de representarlo en forma verosímil.
Dentro de los recursos, están las largas descripciones de ambientes.
“(…) En las paredes del rancho y de la casa, colgados, arreos, sogas, piezas de hierro viejo, bolsos, etc., y por el suelo, en desorden, pivos, palas, rastrillos, horquillas, una carretilla de mano, trozas de madera, un arado viejo, bancos (…)” (M’ hijo el dotor).
“(…) En el patio de una estancia. Una árgulo de edificio, tipo colonial corroído por el tiempo, una puerta a la izquierda y dos foro (…) Verja a la derecha con un espacio franqueable entre dos pilares (…)” (La Gringa).
Otro de los recursos literarios que puedo encontrar en las obras de Sánchez es la utilización de un lenguaje precioso y minucioso para describir.
“(…) Ha venido a ver su antigua casa, ¿eh? Estará un poco cambiada, ¿no? Pero todavía va a quedar mejor. (Cantalicio, que se ha quedado mudo, hace jugar el rebenque entre las manos). Ahora lo que edifiqué la quinta de frutales, y la lechería allá abajo (…) y todo lo está haciendo mi hijo el mayor, que ha estudiado en Buenos Aires (…)” (La Gringa).
“(…) El niño no quiere que lo reten y botaratea  con que es muy dueño de sus acciones… ¡La figura del mocoso!... ¡Había de ser yo el que le contestara así a mi padre!... ¡El ruido de las mis muelas por el suelo!... Me acuerdo de una ocasión en que el finao Juan Antonio, mi hermano menos, se permitió decirle a tata que ya era muy grande pa que lo retara… ¡Ahí no más se le fue encima el viejo, y si no se lo sacamos de entre las manos, lo desmaya a azotes! … ¡Sin embargo, ya ven como me trata el niño Julio (…) “ (M’ hijo el dotor).
Para concluir, puedo decir que Florencio Sánchez era un escritor que a través de sus obras, quería despertar a los lectores con una encendida protesta contra las desigualdades que origina y explota el régimen capitalista. A veces escribía con un sentimiento tan generoso como primario.
En su obra La Gringa, hay una visión positiva de la unión del inmigrante y el campesino. El hijo simboliza algo bueno para su país, o su tierra.
En todas sus obras hay descripciones de la vida campesina en ambas orillas del Río de La Plata, con descripciones de arrabales porteños.
Releyendo partes de las obras de Florencio, me pregunto:
¿Qué obras hubiese escrito Sánchez si hoy viviera?
                                                      Rocío Ricupero.


La realidad en Florencio Sánchez reflejada en M’hijo el Dotor y La Gringa

         Florencio Sánchez nació en Montevideo el 17 de enero de 1875 y falleció en Milán, Italia, el 7 de noviembre de 1910.
         Fue un dramaturgo y periodista, cuya producción y herencia artística se desarrolla en ambas orillas del Río de la Plata. Es considerada una de las figuras principales del teatro mundial y se destacó con las obras que conforman el ciclo rural: M’hijo el dotor, La Gringa y Barranca Abajo.
         El propósito de este ensayo es despertar curiosidad sobre la postura de Florencio Sánchez al escribir La Gringa y M’hijo el dotor. Se puede hablar de una forma de escribir naturalista con la que el autor reproduce trozos de la vida a través de estos dos dramas rurales y su vinculación con las situaciones sociales, económicas, políticas y culturales.
         A través del realismo, y más que nada del naturalismo, Sánchez plantea que el individuo está determinado por la herencia genética y el medio social en el que se vive. Esto se puede observar claramente en ambas obras donde cada clase social hacía solo lo que le correspondía o lo que era dado como legado; así el criollo no quería tener ningún tipo de relación con el inmigrante y su mundo como se observa en “M’hijo el dotor” y en “La Gringa”, aunque esta última no se respetaba totalmente ya que la competencia o el amor primaba entre dos personajes: Victoria y Próspero. De esta forma, Sánchez utiliza la narrativa para estudiar la sociedad y su funcionamiento en aquella época. De ahí la importancia de recorrer estas páginas, ya que a través de ellas refleja la realidad como fue verdaderamente y hace conciente al hombre de la propia naturaleza de su realidad y su posición dentro de ella.
         Para poder empezar a hablar sobre las obras es importante ubicarse en el tiempo y la época que se vivía. Durante los años 1880 y 1920 aproximadamente en la República Argentina, como contexto nacional se vivía el modelo agroexportador, un notable proceso de expansión económica, acompañado de una gran inmigración. Esto puede verse reflejado en La Gringa cuando:

                  “Peón 2.- No señor, don Nicola. Creo que deberíamos dejar ese pedazo hasta que llueva. Aquello es romper arados y matar animales al ñudo. Ta muy seca la tierra.
                  Nicola.- Bueno. Ándate ahora al rastrojo de la punta del alfalfar”
        
Los campos mayoritariamente se despoblaron, la gente viajaba a la ciudad en busca de nuevas oportunidades. Es el ejemplo de Julio en M’hijo el dotor y de Próspero en La Gringa.

                  “Jesusa: Padrino, ¿en que lo avergüenza?... Julio tiene otras costumbres… en la ciudad se vive de otra manera… pero por eso no ha dejado de querernos”
                  “Próspero.-… Usted sabe que desde hace un tiempo vivo por mi cuenta y de mi trabajo…”
                  “El cura.- Hola Próspero. Conque te vas, ¿eh?
                  Próspero.- Si señor. Ahora mismo. En el tren de Rosario. ¡A hacer patria a otro lado!”

         Se puede hablar de una coincidencia notoria y básica que es que los dos criollos viejos, Don Olegario y Cantalicio, protagonistas de cada una de ellas representan al gaucho en un periodo histórico bastante definido. Ambos constituyen personajes de la pampa criolla enfrentados a nuevos modos de vida y a la necesidad de amoldarse a ellos. Florencio Sánchez, con ambas obras demuestra una importante verosimilitud y la capacidad de captar lo esencial del medio.

                  “Cantalicio.- ¡Oh! Hasta eso me quieren privar también. ¡Sabe que está bonito! ¿Es decir, que porque soy hijo del país tengo menos derechos que todos ustedes, que se pasan aquí el día gritando y cantando como si fuese fonda’e vascos? Ae’i golpear lo que se me antoje, porque pa eso soy criollo, ¿me oyen?”
                  “Olegario: ¡Si…si!... Como si me tuviera lástima, como si fuera algo mas que yo… como diciéndome. ¿Qué sabes vos de estas cosas, viejo desgraciao?... ¡Hijo el país!... ¡Por ustedes no he bajao los dientes ya!... ¡Pero donde irá el guey que no are!... Voy sabiendo algunas cosas de su conducta en el pueblo, y si se comprueban, ¡Pobre de el! ¡Te aseguro que las va a pagar todas juntas!...”

Giusti, un periodista venezolano, señalando este nuevo enfoque del hombre de la pampa y aludiendo a M’hijo el dotor, afirma: “Hasta esa fecha, la preocupación literaria había deformado en los comediógrafos rioplatenses la visión de nuestros paisanos. Todos, quien mas, quien menos, habían embellecido al modelo, que concluyó por estilizarse”. Poco más tarde, en un juicio de conjunto que abarca toda la obra de ambiente rural del dramaturgo uruguayo, Giusti agrega: “Lo cierto es que antes de él, el campo no había sido llevado a la escena con tan sobrio y vivaz realismo, libre de falsedades románticas”.

                  “Cantalicio.- Velay, ésa no me la esperaba. Llegar a esta dá pa que hasta los mocosos me reten… ¡Salite de acá, descastao!
                  Prospero.- No, tata. No sea así. “Bisogna essere”.
                  Cantalicio.- ¡No digo! Conque “bisoñas”, ¿no? ¡Te has vendido a los gringos! ¿Por qué no te pones de una vez una caravan en la oreja y un pito en la boca y te vas por ahí a jeringar a la gente? ¡Renegao! ¡Mal hijo!”
                  “Olegario: ¡Óigale!... ¡También retobada!... ¡Lo que me faltaba!... ¡Usted, señora, Hará lo que yo ordene!... ¡En esta casa, mientras yo viva, he de ser yo el que mande!... ¿Me entienden?... ¡Usted, Jesusa, vaya a ver si ha vuelto ese mal hijo! ¡Y vos, ya podes ir saliendo de aquí!… ¡Andá, andá a vender tus vaquitas!...”
                  “Olegario: ¿Tata?... ¡No!... ¡Yo no soy tu Tata… ya no soy nadie pá vos!... ¡Ándate!... Sos libre… ¡Sos dueño de tus acciones!... ¡Ándate nomás!... ¡Pero lejos, donde no te vuelva a ver!... ¡Pá vergüenza me sobra con haber hecho un hijo de tu calaña!...”

         Con cada protagonista, el fenómeno de época queda observado desde diferentes puntos de vista. Los dos protagonistas criollos no pierden su naturaleza humana y sostienen su calidad de “carne y hueso”. “La excelencia de Sánchez como dramaturgo se debe a su habilidad para captar el atributo humano y a la eficacia con que emplea elementos regionales”

                  “Cantalicio.- Déjalo, déjalo, muchacha. Puede decir lo que quiera. ¡Es dueño del campo! ¡Está en su casa! (Quejándose) No puedo más. Llévame, m’hijita. Sos la única gringa buena… allí… al ombú. Si lo voltean antes que me muera, dejen nomás que me caiga encima. (Victoria lo conduce lentamente hacia el ombú.)”
                  “Olegario (al Gurí): ¡Camine a cebarme mate, le he dicho!... (Se va el Gurí) ¡Que ha de hacerlo de gusto el pobre tapa! Bien sabes vos que es gritón por naturaleza… (Afectuoso.) ¿Es que se ha levantao hoy mi vieja con el naranjo torcido?”

         En M’hijo el dotor nos encontramos con el conflicto entre los conceptos de la vida de la gente del campo, encarnada en los viejos como Don Olegario y la gente de la ciudad, sobre todo los jóvenes como Julio, imponiéndose con más dramatismo, pues los mencionados son padre e hijo.

                  “Olegario (a Julio, solemnemente): ¡Caballerito!... Tome usted asiento.
                  Julio: ¡Caramba!... ¡Qué solemnidad!... ¿Qué le pasa viejo?
                  Olegario: ¡Tome asiento, he dicho!...
                  Julio: Bien… me sentaré (se acomoda en la silla con aire un tanto cómico. Olegario se pasea sin mirarlo. Pausa) ¿De qué se trata?... Supongo que va usted a decirme cosas muy graves.
                  …
                  Julio: ¡Tata! ¡Tata!
                  Olegario: Fuera, he dicho… ¡Retírese!... ¡Ya de esta casa!
                  Julio (altivo): ¡Vea, tata, lo que hace!...”
         También se observa este mismo conflicto en “La Gringa” entre Cantalicio y su hijo Próspero.
                  “Cantalicio.- Lo has visto al gringo. Míralo que contento. Ha husmeado que no le traigo la plata. ¡Hum!
                  Próspero.- No sé de qué me habla.
                  Cantalicio.- Hacete el desentendido. Cuando menos, sos socio ya d’el. ¿O no sabes que ayer se me vencieron todos los papeles que le firmé y que no tengo con que pagarle?
                  Próspero.- ¡Eh! La culpa no es mía.
                  Cantalicio.- ¡Desalmao! Es que me va a quitar el campo… y la casa… y todo…
                  Próspero.- ¿Y?
                  

         Florencio Sánchez con “M’hijo el dotor” y “La Gringa” mostró en el drama criollo nuevos motivos: la invasión del extranjero a la tierra del gaucho, los abusos de la autoridad, la explotación del colono y del paisano, el sentimiento de arraigo a la tierra y el conflicto de generaciones.
         Sánchez colocó en el escenario del campo la mentalidad fosilizada, la ciudad rural, la riqueza ganadera y el carácter paternalista de la organización familiar frente a otra mentalidad.

                  “María.- (aparece con un balde de leche. Debe conservar marcado acento italiano) Buen día Próspero. ¿Tiene mucho que hacer ahora? Hágame un favor. Después ¿eh?, que tomen mate, lléveme la vaca negra al potrerito de la alfalfa…”
                  “Peón 1.- Vea, don Nicola. Le digo que esa yegua es muy mañera…”
                  “Jesusa: Estaba en el corral cuando el ternero de la reyuna… ¡Pobresito!... Esa loca de la colorada que desterneramos el otro día, no quiere salirse del corral y se ha puesto tan celosa… extraña al hijo, ¿Verdad?... que cuando ve otro ternerito lo atropella…”
                  “Gurí: ¡Padrino!... ahí llega David con la tropilla e’ la picaza. Las yeguas vienen disparando…”
                  “Olegario: ¡Ese picaso!... ¡Comprometer mi buen nombre!... ¡Ya se entenderá conmigo!...”

         La idea de progreso (que en la sociedad se materializa, por ejemplo con la adquisición de bienes como el automóvil) es reflejada por Sánchez a través del personaje del hijo del criollo que entiende que la aceptación de las nuevas pautas culturales surgidas con la inmigración y que la educación universitaria son las formas de alcanzar y de competir con el hijo del inmigrante, cuya mentalidad progresista deriva de las de sus padres.

                  “Peón 2.- Ahí debe venir el automóvil del conductor, veo una polvadera bárbara en el alto grande”
                  Mariquita: ¡Pero Olegario!... ¿Qué te ha hecho el pobre muchacho pa que le estés tomando tanta inquina?... ¡Parece que no fuera tu hijo!... ¡Todo el día rezongando! ¡Todo el día hablando mal de el!... ¡Tras que apenas lo vemos un mes al año!...
                  Olegario: ¡Más le valiera que se quedara allá!... ¡Si ha de venir a avergonzarse de sus padres, a mostrarnos la mala educación que apriende en el pueblo!...
                  Jesusa: Padrino, ¿en qué lo avergüenza?... Julio tiene otras costumbres… en la ciudad se vive de otra manera… pero por eso no ha dejado de querernos…”
                  “Próspero.- ¡Que mas remedio! Si usted me hubiese dado el campito cuando yo se lo pedí pa sembrarlo, no se vería en este trance; pero se empeñó en seguir pastoreando esas vaquitas criollas que ya no sirven ni pa… insultarlas, y cuidando sus parejeros y puro vivir en el pueblo, y déle al monte y a la taba… y, amigo, a la larga no hay cotejo.”
                  “Nicola.- Bueno. Para decirle la verdad. Usted tiene razon. Y eso, ¿sabe?, es el negocio que le conviene a usted. Necesito el terreno. Mi hijo, ése que estudia de ingeniero en Buenos Aires, me ha demandado que le busque tierra porque quiere venir a poner una granja o cremería, o que sé yo. Piense bien el negocio, ¿sabe? De todos modos… ese campito está perdido. Si el año que viene o el otro… va a tener que entregármelo, me lo entrega hoy y se gana los intereses.”

         Florencio Sánchez no dio forma a un arquetipo que representara sus ideas, sino a un personaje contradictorio, de comportamiento irregular. Este autor mostró con ambas obras, la realidad de la época de una manera dura, a través de descripciones detalladas, teniendo muy en cuenta la forma de hablar de los personajes, reflejando con naturalidad las costumbres campesinas y los sentimientos.
         La Gringa tiene una simple dicotomía entre el campo y la ciudad, así como la forma de tratar la tierra por ambos extremos. El primero con respeto y amor pero sin sacarle provecho y el segundo utilizando técnicas modernas, pero sin respetar nada, ni siquiera un ombú que no pertenece a nadie, sino a la tierra como las montañas y los ríos.
         Sánchez, en M’hijo el dotor, critica el modo de vida tradicional, partiendo del realismo, que mantiene a la familia de Julio, quien regresa luego de estudiar medicina en la ciudad, con ideas y costumbres innovadoras, chocando pues con su padre, un campesino, ignorante, apegado a prejuicio, receloso de la formación de su hijo, y éste, universitario, para quien, en la cultura, significó revisión de sus esquemas de vida.
         El autor de las obras, mediante el realismo, abocando más al naturalismo, describe el problema del inmigrante por medio de la literatura. Refleja la realidad como fue verdaderamente mediante un programa estético, y hace conciente al hombre de la propia naturaleza de su realidad y su posición dentro de ella, llevando a cabo un programa ético.
         Esta literatura representa la identidad argentina, como una realidad confusa, heterogénea y difícil de representar con totalidad.
         Florencio Sánchez, lo que hizo, fue captar y reproducir artísticamente el mundo real, dando testimonio de una época y expresando tendencias y latencias profundas.
         Emir Rodríguez Monegal, afirma: “Lo que no se dijo ni creo que se haya dicho después, es qué no sólo Florencio Sánchez pertenece a un estilo de teatro que ya es historia y muy pesada, sino que el teatro mismo como espectáculo y como oficio, como experiencia emocional colectiva y como rito social ha cambiado por completo. El teatro de Florencio Sánchez pertenece a una época rioplatense anterior a la introducción entre nosotros de la cultura de masas del siglo XX, esa cultura del cine y de la TV, de los cómics y de las grandes agencias noticiosas internacionales y todo poderosas” La obra queda, pues, en la historia del teatro rioplatense.
         El mensaje de las obras leídas esta conformado para explicar y reproducir la realidad de principios del siglo XX.
         No siendo posible verla representada, sólo nos queda la lectura amable de las mismas.

                                  Hiriart Guillermina.
         





(2011)M’hijo el dotor y Barranca Abajo realizado por Sol Heinzua Heins